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¿Que es Megapraxis? El mundo cambia, y el cambio constante es una de las ideas que conciernen a la Megapraxis, (Heráclito: "Todo fluye"). Otra es su universalidad: es global; hay que analizar todo, explicar todo; no nos conformamos con las partes. La realidad siempre es compleja y la complejidad también es megapráctica. Pero no todo va a ser análisis. Debe haber praxis ¿no? Pues eso, propuestas de acción práctica, que es lo que modifica la realidad. En resumen, conocer mejor la realidad para proponer acciones que la transformen, que la hagan progresar, que sumen “cuantos de progreso”. Pasito a pasito. Es muy simple. Pero no es fácil.

domingo, 7 de abril de 2013

Flores de Luna: el documental útil




Acabo de ver el documental de Juan Vicente Córdoba "Flores de Luna". Me ha causado una honda impresión. Tanto que he pensado que sería bueno contar en este blog lo que he visto. Y recomendarlo vivamente. No solo porque es un muy buen documental, sino, sobre todo porque en tiempos como los que corren es necesario y muy útil recordar que, pese a las enormes dificultades que aparezcan en el camino, frente a las enormes fuerzas que hay que vencer, la gente si se organiza y lucha por mejorar su vida, puede hacerlo. Los vecinos del barrio madrileño de El pozo del Tio Raimundo lo consiguieron, lo cual tiene mucho mérito teniendo en cuenta los factores que jugaban en contra, lo que convierte su peripecia en una auténtica epopeya. Téngase en cuenta que tuvo lugar en una época muy difícil, comenzando en los años 50 del siglo XX, partiendo de una situación de profunda pobreza material, de auténtico subdesarrollo, partiendo de la nada (literalmente) consiguieron repito, mejorar su vida, la de sus familias, la de sus hijos, mejorar su barrio, su entorno, su medio. Eso sí, fueron décadas de lucha. Esto no solo ocurrió en El Pozo del Tio Raimundo, sino que similares movimientos vecinales tuvieron lugar en muchos otros barrios, no solo en Madrid, sino en otras ciudades de España donde recalaron el aluvión de gentes que emigraron desde sus pueblos en los '50 y '60 en busca de un futuro mejor: unos 5 millones de personas (el 25% de la población española de aquella época) tuvo que abandonar sus raíces, su pueblo, sus referencias, y emigrar a los focos industriales. Por cierto, esto no solo ocurrió en España, en el documental se puede ver secuencias rodadas por Vittorio de Sica reflejando muy bien situaciones análogas en Italia, y de paso, inmortalizando este fenómeno en sus películas.
¿Y cómo lograron los vecinos de El Pozo conquistar esas mejoras? Organizándose y luchando, mediante conquistas puntuales: hoy el agua corriente, mañana el tendido eléctrico, pasado una línea de autobús...El documental lo cuenta extraordinariamente bien. No es difícil encontrar el DVD en las bibliotecas públicas (de Madrid al menos). No es mi intención contar lo que ya narra el documental sino solamente hacer un par de reflexiones que pienso que pueden ser de utilidad en la actual situación en que nos encontramos:

1) El mensaje que lanzan los vecinos de El Pozo en el documental es el mismo que hoy vemos como colofón a las conquistas que cotidianamente van alcanzando grupos en lucha como Stop desahucios, la PAH (plataforma de afectados por la hipoteca), etc: "¡SI SE PUEDE!". Es decir: si ellos pudieron, con una situación mucho peor en términos materiales que la que tenemos hoy día, es que nosotros también podemos. Este mensaje, que es una verdad clara y manifiesta, se contrapone frontalmente a la idea irracional que un día tras otro nos lanzan desde el poder, y que podemos constatar que cala fuertemente en la población menos prevenida: "Hagas lo que hagas no vas a cambiar nada". Eso mismo les decían a los de El Pozo del Tio Raimundo, y a la vista está quién tenía razón.

2) Una obviedad que hay que recordar de vez en cuando: Se puede, en efecto, pero SOLO SI SE QUIERE. O dicho de otra forma: hay que estar seguro de qué es lo que se quiere cambiar e ir a por ello con determinación y sin miedo ni vacilación. En este punto se percibe una gran diferencia entre las luchas vecinales de los 60-80 (por ejemplo, la de los vecinos de El Pozo) y las de hoy día. Ellos sabían que hay una vida mejor y querían esa vida mejor para ellos y los suyos. Hoy la población (es mi impresión personal) no lo tiene tan claro. La diferencia fundamental es la situación de partida y su evolución: en los emigrantes de los 50 y 60 la situación era de pobreza extrema y hambre, y quienes la padecían veían que el único camino era dejar aquello atrás como fuera, mientras que en la actual coyuntura la situación de la que partimos es de bienestar y el peligro es que está empeorando a ojos vista, perdiendo servicios, derechos, nivel de vida, bienestar en definitiva a raudales. En esto a la gente nos ha pillado instalados en un cómodo limbo, adormecidos a base de consumo fácil, a modo de droga social, poco organizados y sin apenas capacidad de reacción para parar esta caída hacia el subdesarrollo. Porque no nos engañemos: nos encaminamos a un subdesarrollo no muy distinto a aquél del que trataban de huir aquellos emigrantes de los 50.

3) En el actual barrio de El Pozo, existe un abismo generacional que claramente refleja lo expuesto en el punto anterior: los jóvenes, aquejados de graves problemas de desempleo, altas tasas de fracaso escolar y poca oferta socio-cultural, no tienen ya el empuje que caracterizó la lucha de sus abuelos y padres. A pesar de que tienen el ejemplo en casa, no saben ver que ellos pueden mejorar, pueden coger las riendas de su destino si se organizan y luchan como lo hicieron sus mayores. Restaurar ese espíritu de lucha no va a ser fácil.

4) El modelo de acción capaz de mover las estructuras y cambiar un barrio que era un barrizal y se convirtió en un entorno habitable y digno como hábitat para las personas, consistió en la lucha vecinal: las asociaciones de vecinos fueron su motor. Obviamente la combatividad vecinal de los 60 y 70 ya no existe. El movimiento vecinal se ha ido diluyendo y ya no es ni la sombra de lo que fue. Nos han hecho creer (otra idea irracional lanzada desde el poder) que no hacía falta. De nuevo nos damos cuenta que el poder no tiene razón: hoy hace falta movimiento vecinal que aglutine las reivindicaciones sociales como la pérdida de servicios básicos como la educación y la sanidad. Se han organizado otros colectivos al ver que nadie hacía nada, y desde luego algo están logrando, pero sin duda un movimiento vecinal fuerte conseguiría grandes cosas. No olvidemos que una vecindad es un montón de votos, concentrados en una circunscripción electoral concreta. Ya sabemos que el sistema electoral que rige en España no es muy perfecto, pero aún así, esta circunstancia tiene un valor adicional que hay que tener en cuenta.

En conclusión, la historia de un suburbio de Madrid nos ofrece una experiencia de éxito en la transformación del medio social y nos dice una forma válida de llevarlo a cabo que funcionó en aquellas circunstancias. Posiblemente la misma forma de lucha tendría igualmente frutos hoy día, aunque las circunstancias sean muy distintas. Es cuestión de explorarlo, y en cualquier caso, mal no vendría reanimar los movimientos vecinales.

Salud y megapraxis!


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