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¿Que es Megapraxis? El mundo cambia, y el cambio constante es una de las ideas que conciernen a la Megapraxis, (Heráclito: "Todo fluye"). Otra es su universalidad: es global; hay que analizar todo, explicar todo; no nos conformamos con las partes. La realidad siempre es compleja y la complejidad también es megapráctica. Pero no todo va a ser análisis. Debe haber praxis ¿no? Pues eso, propuestas de acción práctica, que es lo que modifica la realidad. En resumen, conocer mejor la realidad para proponer acciones que la transformen, que la hagan progresar, que sumen “cuantos de progreso”. Pasito a pasito. Es muy simple. Pero no es fácil.

sábado, 12 de mayo de 2012

Un año de #15M



Se cumple estos días un año desde la explosión espontánea de indignación que llenó las plazas y calles de España de personas dispuestas a decir ¡basta!. Personas de toda edad y condición decían, a quien quisiera escuchar, que no iban a tolerar más corrupción, que no iban a tolerar más abusos de poder, que no iban a tolerar más atropellos, más trato de favor hacia de los poderosos y en contra de la mayoría de los ciudadanos de a pie. En definitiva, que eran los "de abajo" los que no estaban dispuestos a seguir siendo un instrumento de los "de arriba". Las personas que se manifestaron eran heterogéneas no solo en edad y extracción social. Cualquiera que fuera a una manifestación del 15M pudo comprobarlo. También lo eran ideológicamente. "No somos de derechas ni de izquierdas" repetían algunos portavoces, poniendo de manifiesto que en el movimiento lo de menos era el referente clásico izquierda-derecha, y que en las manifestaciones había de todo: había estudiantes indignados porque se estaba jugando con su futuro, parados indignados porque sus perspectivas laborales se estaban yendo a pique, pensionistas indignados porque su pensión a duras penas les daba para vivir, empleados públicos indignados porque se les recortaba el sueldo y empeoraban sus condiciones de trabajo, minorías discriminadas, defensores de diversas causas (pro-derechos de los animales, ecologistas, etc), y un largo etcétera. Puede decirse que todos estos grupos encontraron un lugar, un momento y un motivo para ir juntos y gritar ¡basta! Puede decirse que de alguna manera sintieron que yendo juntos se les haría más caso. Y se juntaron  y gritaron.

Y se les escuchó. En medio mundo aparecieron imágenes suyas. Del "movimiento 15M", como se les empezó a llamar. Y eso fue lo que preocupó a unos políticos, hasta entonces tan felices inaugurando aeropuertos sin aviones y otras cosas por el estilo, que se sintieron aludidos. "Los de abajo nos están queriendo decir algo", pensaban. -"¿Qué podemos hacer?". En principio toleraron, porque les pilló de sorpresa y había unas elecciones, y no era cosa de perder votos actuando a la ligera. Como de costumbre, ignorando a "los de abajo", se tiraban los trastos de unos políticos a otros para intentar no perder votos ellos y procurar que los perdiera el contrario. "Los de arriba" empezaron a preocuparse en serio cuando vieron que las manifestaciones crecían y el eco de las mismas en los medios de comunicación internacionales alcanzaba niveles de fenómeno global, y, sin elecciones en el horizonte, cambiaron de estrategia - "Mándales a los antidisturbios" debió decir alguien. Y se los mandaron. Y los que se manifestaban pacíficamente (una de las características distintivas de los manifestantes era su pacifismo) recibieron palos por todos lados. De repente, los medios de comunicación, al unísono, empezaron a acusar al movimiento de "violento". Mostraban imágenes de violencia callejera, atribuibles en la mayoría de los casos a infiltrados, y en cualquier caso no representativas de lo que ocurría. Empezó la represión, no solo mediante la fuerza policial, sino sobre todo a través de los medios, que arrojaron toda clase de infamias sobre el movimiento, tratando de presentarlo como antisistema, antisocial, radical, etc. Los políticos se emplearon a fondo en ello. Pero el movimiento no cesó. Un año después sigue vivo, reuniendose en asambleas de barrio, elaborando propuestas, impidiendo deshaucios. Gracias al movimiento 15M ha aumentado el conocimiento general de temas que afectan a los de abajo pero que no eran conocidos suficientemente. Los deshaucios, las hipotecas, la dación en pago...Todo ello ha alcanzado la agenda política, y cabe decir que ha sido gracias a las movilizaciones del 15M, y no es el único caso.

Movimientos "hijos del 15M" han sido las movilizaciones por el mantenimiento de los servicios públicos, atacados a muerte por las políticas neoliberales que además de estar hundiéndonos cada vez más, están desmontando el estado, no ya de "bienestar", que en España nunca hemos conocido en la plenitud que ha alcanzado en otros países de Europa, sino de "estar" simplemente, por el cual teníamos unos derechos como ciudadanos que estamos perdiendo: el derecho a la atención sanitaria universal y el derecho a la educación. "Mareas verdes" y de otros colores llenaron de nuevo calles y plazas. Plataformas contra la privatización de servicios esenciales, colectivos luchando por servicios tan básicos como los bomberos (¡los bomberos!)...Todo estaba siendo cuestionado. Todo estaba bajo amenaza de desaparición. ¿la excusa? La crisis económica. Una falta de regulación insólita había conducido a una especulación sin límite que finalmente estalló. Si alguien había hecho mal su trabajo, eran "los de arriba", pero según éstos, los culpables somos nosotros, los de abajo, porque "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". Sería hilarante si no fuera tan escandalosamente injusto. Los que nos han metido en la crisis no solo no van a pagar sus desmanes, que alcanzarán a varias generaciones de españoles desde ahora, sumiendo en la ruina a nuestro país, sino que se permiten el lujo de echarnos la culpa a las víctimas. En España no lograremos avanzar un paso mientras haya un solo poderoso que haya eludido sus responsabilidades ante la justicia. En España el verdadero problema es la impunidad de los poderosos, que jamás han sido condenados en un juicio justo.

Contra este orden de cosas se ha levantado la indignación popular. Un año después de las primeras manifestaciones de cólera, hay más razones que nunca para la indignación. Hace un año despertamos, y desde entonces hemos soñado despiertos con un mundo mejor. No dejemos que los de arriba estropeen nuestros sueños. Somo los dueños de nuestro destino. No tenemos miedo al futuro. Son los de arriba los que tienen miedo. Por eso, un año después hay que volver a llenar las plazas, las calles, y gritar "Ya basta".

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¡Salud y megapraxis!

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