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¿Que es Megapraxis? El mundo cambia, y el cambio constante es una de las ideas que conciernen a la Megapraxis, (Heráclito: "Todo fluye"). Otra es su universalidad: es global; hay que analizar todo, explicar todo; no nos conformamos con las partes. La realidad siempre es compleja y la complejidad también es megapráctica. Pero no todo va a ser análisis. Debe haber praxis ¿no? Pues eso, propuestas de acción práctica, que es lo que modifica la realidad. En resumen, conocer mejor la realidad para proponer acciones que la transformen, que la hagan progresar, que sumen “cuantos de progreso”. Pasito a pasito. Es muy simple. Pero no es fácil.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Grecia, Europa y el armagedón

Continuando con la entrada anterior (El verano en que se aceleró la historia), seguimos haciendo la crónica de lo que está pasando estos días en torno a la crisis económica y sus consecuencias políticas.

Ya dijimos en la entrada anterior que el FMI había lanzado una alerta sobre una "inminente recesión global". Cada día que pasa desde entonces los hechos parecen confirmar que avanzamos rápidamente hacia esa recesión. Algunos son incluso más alarmistas y dicen que estamos "al borde del abismo" (Felipe González). También dijimos que Grecia estaba a punto de la bancarrota, y a medida que pasan los días se confirma que Grecia no va a poder pagar su deuda, ni siquiera va a poder pagar a sus funcionarios a partir de octubre. Grecia está efectivamente al borde del abismo económico. La quiebra de Grecia, a decir de muchos comentaristas/analistas va a traer el Armagedón a la Unión Europea. Primero, los acreedores de Grecia son principalmente bancos europeos, entre ellos sobre todo franceses y alemanes, que verán rebajadas sus calificaciones inmediatamente. Como ya aprendimos con la quiebra de Lehman Brothers en 2008, esta situación se contagia muy rápidamente a otros bancos. Las economías más débiles de la zona Euro, entre ellas España, pueden ir colapsando en serie, pero las más fuertes tampoco se van a librar. Con tiempo, el abismo se irá tragando también a los países de la UE fuera del Euro (Reino Unido, Suecia...). Las repercusiones que ello tendrá  en el resto del mundo, incluyendo EE.UU., son difíciles de prever, pero las tendrá, y muy serias. Lo último es que el FMI prepara el "rescate" de España e Italia, con un fondo "ad hoc" de 400.000 millones de €. Sabemos, por la experiencia de casi 4 años de crisis, que los "rescates" (del FMI, del BCE, etc) no son otra cosa que parches que pueden paliar temporalmente los problemas, pero no los solucionan, y con el tiempo se vuelven a manifestar, si cabe más virulentamente. Los rescates pueden por tanto contribuir a crear más problemas.

En términos políticos, en España estamos al final del mandato del gobierno actual, que en la práctica no tiene ningún margen de maniobra, a poco más de 2 meses de la fecha electoral. Este gobierno del PSOE, podemos resumir, ha errado profusa y sistemáticamente en el manejo de la situación ante la crisis, ha defraudado a su electorado, y es percibido como un fracaso. El partido en el gobierno, en un intento por redimirse de sus errores a la hora de ofrecer una candidatura para las próximas elecciones, ha promovido a uno de sus miembros (el ex-ministro del Interior) a la candidatura a la presidencia del gobierno en las próximas elecciones. El principal problema que tiene este candidato es el de explicar qué tiene que aportar de nuevo un miembro del gobierno que no supo actuar ante la crisis. Las encuestas vaticinan un fracaso electoral sin precedentes en el PSOE, que incluso amenaza a la propia supervivencia del partido. Si se confirman estos malos augurios, la crisis, pero sobre todo los errores del gobierno ante ella, no solo le costarían al PSOE el gobierno, sino el propio partido.

La ciudadanía ve estos acontecimientos con perplejidad. Percibe cómo un torrente de noticias alarmantes se  van desgranando en los medios, y que los responsables de controlar la situación no saben qué hacer. Si van notando que, aunque los políticos no saben cómo hacer frente a la crisis, cada uno la aprovecha para hacer cosas que en tiempos mejores no se atreverían, pero que con la excusa de la situación excepcional que vive la economía, se atreven. Se puede decir que la crisis ha venido muy bien para reducir derechos laborales y sociales en general, como liberalizar más las contrataciones laborales, alargar los plazos de cotización y la edad para cobrar las pensiones, reducir salarios, reducir y a veces privatizar servicios públicos, entre ellos algunos tan básicos como la educación, precisamente aquéllo en lo que tenemos que basar cualquier estrategia para salir de la crisis. Estas medidas, tendentes a reducir derechos y servicios públicos, han sido tomadas tanto por el gobierno de la Nación como por los gobiernos de las Comunidades Autónomas, independientemente de su signo político, aunque son todas ellas medidas de inspiración neoliberal. Este hecho es muy relevante. El miedo a un Armagedón económico ha hecho que un partido de inspiración socialdemócrata como el PSOE haya abrazado el catecismo neoliberal como un converso arrepentido. La factura que le va a pasar esto se verá en breve.

Pues bien, la ciudadanía ha podido comprobar cómo todas y cada una de las medidas neoliberales aplicadas a evitar/reducir el impacto de la crisis han sido engullidas una tras otra por una vorágine de datos macroeconómicos cada vez más alarmantes. En definitiva, ninguna de estas medidas ha sido efectiva, y actualmente estamos igual que estaríamos si no se hubieran tomado. El caso de la reforma de la Constitución es paradigmático. No se consensuó lo suficiente, se hizo a espaldas de los ciudadanos (con el coste que puede tener eso en términos de desafecto constitucional y hacia la Democracia en general), pero lo más importante: no hacía falta y no ha servido para nada. Como todas las demás medidas, se ha ido por el desagüe de la crisis. Los ciudadanos perciben con horror que no hay nadie competente en el timón de la nave, y ésta va a la deriva, a estrellarse contra los arrecifes. Y esto ocurre no solo en España, sino también a nivel internacional, con dirigentes europeos dando palos de ciego, bancos centrales y otros organismos de control indecisos y erráticos, que deciden bajo presión, a menudo lejos del interés general. Las medidas neoliberales han sido fuertemente criticadas por los más prestigiosos economistas, entre ellos varios premios Nobel de economía, que ven en ellas intentos de "apagar el incendio con gasolina". Lejos de las medidas restrictivas, se necesita justo lo contrario: un "New Deal" de expansión del gasto público que reanime a la moribunda economía, al estilo del que sacó de la crisis a EE.UU. de la gran depresión de 1929. El problema es que nos falta un Roosevelt.

¿Y que pueden hacer los ciudadanos? Pues para empezar, no dejarse engañar. Las medidas anti-crisis son realmente recortes de derechos y servicios que no se deben permitir. La crisis es una excusa. Con la crisis se genera un clima de miedo que viene a favorecer la aceptación de los recortes como "mal necesario" ante males peores. Los ciudadanos deben abandonar el miedo al Armagedón y exigir un cambio de política económica. Si estos líderes no quieren o no pueden, habrá que cambiarlos por otros. Las elecciones son una vía, aunque es improbable que algo cambie a través de las urnas en esta coyuntura, pero hay otras vías de cambio, a saber: la implicación de los ciudadanos en movimientos sociales como el 15M, con potencial para regenerar la vida pública (quizá este sea el verdadero papel de este movimiento); hacerse oir, mostrar nuestro enfado, a través de la participación en iniciativas ciudadanas, protestas, manifestaciones; la participación en medios de comunicación, internet, etc. Los ciudadanos deben implicarse y trabajar si quieren evitar que otros les terminen llevando a la ruina.
Evitar el Armagedón está en nuestras manos, y estamos en el momento preciso para evitarlo. Hay que actuar: la hora de la PRAXIS ha llegado.



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